por Nabila El-Bassel
Estados Unidos ha experimentado una crisis prolongada de sobredosis de opioides que afectó a innumerables vidas, familias y comunidades. Los estadounidenses tienen más probabilidades de morir por sobredosis de drogas que por violencia con armas de fuego o accidentes automovilísticos. El número de personas que murieron por sobredosis relacionada con opioides cada año aumentó exponencialmente desde al menos 1999 hasta 2023, pero recientemente la tendencia ha cambiado. Datos provisionales muestran que las muertes por sobredosis de drogas (de las cuales las relacionadas con opioides constituyen la gran mayoría) experimentaron una disminución de aproximadamente el 25% a nivel nacional entre octubre de 2023 y octubre de 2024, y una disminución de más del 28% en el estado de Nueva York durante el mismo período.
Los expertos están desconcertados por esta disminución a nivel nacional, pero algunos especulan que un mejor acceso a medicamentos para trastornos por consumo de opioides y a servicios de reducción de daños (como programas de intercambio de jeringas, educación para la prevención de sobredosis, espacios seguros para el consumo y programas de apoyo entre pares) podría haber contribuido a esta disminución. Mi investigación reciente también identificó posibles buenas prácticas que podrían contribuir a mantener esta tendencia a la baja en las muertes relacionadas con opioides. Fui una de las investigadoras principales de un estudio de cinco años para reducir las muertes por sobredosis. El Estudio HEALing Communities, lanzado en 2019 por los Institutos Nacionales de Salud y la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental, fue el mayor estudio comunitario de investigación sobre adicciones jamás realizado. Abarcó 67 comunidades en Kentucky, Massachusetts, Nueva York y Ohio, cuatro estados que habían experimentado un gran aumento en las muertes por sobredosis.
Nuestro estudio se basó en el principio de la investigación con participación comunitaria, en la que investigadores y miembros de la comunidad forman alianzas en todas las etapas. Estas alianzas incluyeron diversas coaliciones comunitarias que identificaron estrategias, desarrollaron planes de implementación y reclutaron miembros para liderar la lucha contra los desafíos. Las coaliciones incluyeron a personas con experiencia propia y se formaron intencionalmente para que tuvieran diversidad de raza, etnia, género, nivel socioeconómico y experiencia profesional. Gracias al poder de estas voces colectivas, los gobiernos locales comenzaron a prestar más atención a la urgencia de la crisis de sobredosis y asistieron a las reuniones de la coalición.
Como investigadora principal del centro de Nueva York, supervisé la implementación del estudio en dieciséis condados de Nueva York, tanto urbanos como rurales. Varios condados experimentaron disminuciones significativas en las muertes por sobredosis, pero tres condados —Cayuga, Ulster y Chautauqua— experimentaron reducciones más drásticas. El condado de Cayuga, por ejemplo, me informó que había presenciado una reducción de casi el 57% en las muertes por sobredosis en los últimos tres años. En el condado de Ulster, las muertes por sobredosis disminuyeron en más del 45% en 2024 en comparación con 2023. Por otro lado, el condado de Chautauqua reportó una reducción del 55% en las muertes por sobredosis durante un período de once meses en 2024, en comparación con el mismo período de 2023.
Estas drásticas reducciones confirmaron lo que aprendimos del estudio: que abordar el problema de larga data de las muertes por sobredosis requiere un enfoque integrado, la participación de la comunidad y estrategias basadas en datos.
Como investigadora de adicciones con amplia experiencia, comprendo la importancia de un enfoque integral que aborde simultáneamente los trastornos por consumo de sustancias, los problemas de salud mental concurrentes y los desafíos relacionados, como la inseguridad alimentaria y de vivienda. Desafortunadamente, el acceso a los servicios para el consumo de drogas en Estados Unidos a menudo requiere que las personas accedan a múltiples sistemas separados que ofrecen tratamiento para adicciones, servicios de reducción de daños, tratamiento de salud mental, asistencia para la vivienda y más.
En el condado de Ulster, por ejemplo, un padre de tres hijos que había sufrido múltiples sobredosis debido a abusos y traumas pasados informó haberse beneficiado de los recursos del estudio. Tras una sobredosis, la persona se encontró sola, sin refugio, con una adicción sin tratar y con hijos a quienes mantener. El estudio ayudó a obtener financiación para un servicio móvil de alcance comunitario llamado ORACLE (Respuesta a Opiáceos como Fuerza del Orden del Condado), dirigido por la oficina del sheriff local. ORACLE proporcionó un vale para que la persona se alojara en un motel especializado con un paquete de ayuda que incluía comida, cepillos de dientes, jabón y calcetines. Luego, ORACLE los conectó con un proveedor de servicios a través del cual recibieron tratamiento por consumo de sustancias y alojamiento permanente, “cerrando efectivamente el círculo” del proceso de recuperación de este individuo.
También vimos de primera mano la importancia de considerar a los miembros de la comunidad como expertos en la resolución de sus propios desafíos. En las últimas dos décadas, he presenciado un cambio en la práctica de la “ciencia de paracaídas”, en la que los investigadores entran en una comunidad sin participación previa, recopilan datos con poca participación y se marchan. En contraste, las coaliciones comunitarias comenzaron identificando dónde se necesitaban más recursos críticos, por ejemplo, identificando las zonas de alto riesgo de sobredosis denominadas “puntos calientes de sobredosis”. En estos lugares, colocaron estratégicamente “NaloxBoxes”, que contienen naloxona y tiras reactivas de fentanilo, medicamentos para revertir la sobredosis. Esta iniciativa garantizó que las herramientas esenciales estuvieran disponibles cuando y donde más se necesitaban. Como resultado, descubrimos que la distribución de naloxona fue un 79% mayor en las comunidades que contaban con las cajas, en comparación con las comunidades del estudio que aún no las tenían.
En el estado de Nueva York, el acceso rápido a los datos sigue siendo un desafío importante debido a los retrasos en los informes gubernamentales. Por ejemplo, las muertes por sobredosis afectan desproporcionadamente a las comunidades negras, pero los datos por raza y etnia suelen ser insuficientes o estar rezagados en los sistemas de salud estadounidenses. La falta de datos oportunos limita la capacidad de una coalición para implementar soluciones basadas en datos; por ello, en el estudio, también trabajamos para democratizar el procesamiento de datos. El acceso oportuno de las comunidades a datos sobre muertes por sobredosis y las personas con mayor necesidad de tratamiento les permite asignar recursos cuando y donde se necesitan.
Por ejemplo, los datos que muestran numerosas llamadas por sobredosis desde ciertos hoteles o edificios de apartamentos podrían identificar esos lugares como puntos críticos para una NaloxBox o una máquina expendedora de naloxona. Los paneles de datos en línea, protegidos con contraseña, ayudaron a las coaliciones comunitarias a integrar y visualizar datos para poder monitorear tendencias y tomar decisiones basadas en datos casi en tiempo real. Por ejemplo, el condado de Chautauqua descubrió que los estimulantes (como la cocaína y las metanfetaminas) estuvieron involucrados en casi el 80% de las muertes por sobredosis en 2023. Este descubrimiento permitió a la coalición adaptar su mensaje a una nueva población: las personas que consumen estimulantes.
Los datos también pueden orientar las estrategias de distribución y capacitación. El condado de Cayuga me comentó que descubrió que más transeúntes administraban naloxona que personal de primera respuesta, como la policía o los técnicos de emergencias médicas. Este descubrimiento los llevó a lanzar una campaña de información pública para animar a los transeúntes a usar naloxona para salvar vidas. Además, los datos que muestran un aumento en las muertes por fentanilo en el suministro de estimulantes impulsaron las campañas de comunicación de nuestro estudio para advertir sobre el peligro y promover estrategias de reducción de daños.
Los resultados del estudio, publicados en el New England Journal of Medicine, sugirieron que se necesitaba más tiempo para medir su impacto a largo plazo. Implementar buenas prácticas, como la prescripción de medicamentos para el trastorno por consumo de opioides y la distribución de naloxona, requiere tiempo para establecerse y llegar a un gran número de personas con mayor riesgo de muerte por sobredosis. Para abordar un desafío social tan extendido como la crisis de opioides, necesitamos mantener los esfuerzos más allá del período de intervención, incluyendo un firme compromiso del gobierno estatal y local.
Los legisladores y líderes comunitarios pueden adoptar estos enfoques a nivel nacional. A nivel local, los investigadores deben garantizar que las comunidades lideren los esfuerzos para reducir las muertes por sobredosis, como las coaliciones en Cayuga, Ulster y Chautauqua. Las soluciones locales, respaldadas por evidencia científica, pueden revertir esta crisis nacional.
Undark. Traducción: Tara Valencia.