A principios de junio, una neblina anaranjada sin precedentes de humo de incendios forestales asfixió a Nueva York y tomó por sorpresa a los funcionarios de la ciudad.
A pesar de los tuits y las alertas de advertencia, muchos neoyorquinos no tenían claro si el humo contenía partículas nocivas, ni qué significaba eso para su salud o cómo mantenerse a salvo. Los neoyorquinos sin acceso a aire interior limpio tenían pocas opciones.
En ese momento, el alcalde Eric Adams dijo que no había “ningún plan ni manual para este tipo de cuestiones”.
Dado que el cambio climático hace que las condiciones para los incendios forestales sean más severas y frecuentes, existe un impulso para preparar ese manual.
El concejal Lincoln Restler (D-Brooklyn) presentó tres proyectos de ley que detallan los pasos que la ciudad tendría que tomar para prepararse y abordar los períodos de emergencia de mala calidad del aire exterior. Restler había criticado abiertamente el manejo por parte de la administración Adams del evento de calidad del aire de junio, cuando el humo de los incendios forestales canadienses cubrió la ciudad.
Según la legislación propuesta, la ciudad de Nueva York declararía una emergencia oficial por la calidad del aire cuando se pronostica que el índice de calidad del aire (una medida de varios contaminantes del aire en una sola escala) alcance al menos 150, lo que denota aire no saludable.
El ICA del 7 de junio alcanzó un récord de 484, lo cual es peligroso y puede dañar a todas las personas, tengan o no condiciones de salud preexistentes.
“Desafortunadamente, las crisis de calidad del aire son una parte nueva de nuestra realidad climática”, dijo Restler a The City. “Es hora de que la ciudad de Nueva York se prepare. Me sorprendió y me decepcionó la falta de comunicación, orientación e información y acción de salud pública, cuando los incendios forestales de Quebec arrasaron la ciudad de Nueva York”.
Un portavoz de Adams dijo que la administración revisaría la legislación.
Mejores advertencias
Dos de las medidas propuestas por Restler requerirían que el Manejo de Emergencias de la ciudad de Nueva York notifique al público sobre la calidad del aire y cómo mantenerse seguro, y que cree un protocolo de respuesta de emergencia específico. Las alertas y mensajes de la ciudad en junio pedían a la gente que permaneciera en casa, pero no detallaban ninguna otra acción, y la respuesta no siguió un plan predeterminado.
El Manejo de Emergencias está trabajando para incorporar eventos sobre la calidad del aire en sus planes, según Heather Roiter, comisionada adjunta de planificación y resiliencia de la oficina.
“Este, lo prometo, se ha acelerado mucho más allá de todos nuestros otros esfuerzos de planificación”, dijo Roiter el miércoles durante una audiencia del comité de salud del Concejo Municipal. Se negó a proporcionar un cronograma sobre cuándo se harían públicos los planes.
Steven Markowitz, director del Centro Barry Commoner para la Salud y el Medio Ambiente del Queens College, pensó que la legislación sería útil.
“Esto sería un paso adelante. Ayudaría a gestionar las acciones relacionadas con los días de mala calidad del aire que hemos tenido”, dijo Markowitz. “El público necesita la mayor atención posible sobre esto; necesita algo más allá de los avisos de predictores locales”.
Ahorrar el aire
Según el tercer proyecto de ley, los días de “Spare the Air” entrarían en vigor cuando se espera que la calidad del aire no sea saludable, con un AQI de al menos 150.
Según la legislación propuesta por Restler, en esos días entrarían en marcha una serie de protocolos de emergencia. Se limitarían las actividades que emiten contaminantes atmosféricos nocivos; por ejemplo, se prohibiría hacer parrilladas con carbón y se desaconsejaría conducir en un esfuerzo por evitar que el aire empeore. La ciudad abriría centros de aire limpio donde el público podría buscar un respiro y distribuiría mascarillas gratuitas en cada distrito comunitario. Se alentaría a los empleadores a permitir que los empelados trabajen de forma remota para evitar salir a la calle.
Además, a ninguna persona sin hogar que busque refugio se le negaría, de manera similar a cómo funciona un Código Azul o un Código Rojo para el frío o el calor extremos.
“No entendí por qué la administración no emitió una directiva similar en esta situación, cuando muchos de nosotros pasábamos solo unos minutos afuera, enmascarados, y experimentábamos graves dolores de cabeza”, dijo Restler.
En una audiencia del Consejo en julio, el comisionado de Manejo de Emergencias, Zach Iscol, dijo que se implementó la política de refugio. También dijo que los trabajadores comunitarios repartieron máscaras a las personas sin hogar y las alentaron a ir a los refugios.
Victoria Sanders, analista de investigación de la Alianza por la Justicia Ambiental de la ciudad de Nueva York, creció en el Área de la Bahía de California y recuerda haber experimentado los días de “Spare the Air”.
“La gente se esforzaba más en compartir el coche, conducían menos. Trataban de utilizar más el transporte público y permanecer más tiempo en casa”, dijo, añadiendo que los días de “Spare the Air” se han convertido para su familia en una abreviatura de cómo comportarse durante los días de mucho humo.
“Es el tipo de emergencia al que están acostumbrados”, dijo Sanders. “Si la ciudad de Nueva York puede adoptar estas prácticas de los estados que están acostumbrados a eso, también será algo natural para nosotros”.
Fuente: The City/ Traducción: Tara Valencia