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La ruta del cambio climático

Publicado el

por Courtney Cecale

En la década de 1980 el glaciar Pastoruri, en Perú, era uno de los mayores destinos de turismo de aventura de Sudamérica. Más de 100.000 personas visitaban el glaciar anualmente para hacer montañismo, esquiar y disfrutar de pasar tiempo en uno de los glaciares más accesibles a más de 5200 metros. Pero desde 1995, Pastoruri perdió más del 50% de su masa, transformando al gigante helado en un lago fangoso y rebosante. Para remediar el hecho de que actualmente sólo unas 30.000 personas visitan el glaciar cada año, se creó La Ruta del Cambio Climático para enseñar a los visitantes sobre los efectos del derretimiento de los glaciares. No es sorprendente que no tenga el mismo atractivo.

La Ruta fue diseñada para utilizar características naturales existentes para crear una narrativa convincente sobre los diversos efectos del cambio climático en la región. Comenzando en la ciudad cercana, Huaraz, la ruta lleva a los participantes a través de múltiples ecosistemas, desde chacras de menor altitud (alrededor de 3300 metros), a través de pastos alpinos altos, hasta el inicio del sendero a solo una hora del pico Pastoruri de 5200 metros. En el camino, los guías demuestran el cambio visitando plantas en peligro de extinción sensibles al clima, lagos gasificados y mineralizados que ahora no son aptos para el consumo y fuentes de agua que históricamente han sido utilizadas por las comunidades locales y que están desapareciendo lentamente. Cada parada pretende resaltar una pieza diferente del rompecabezas climático, todas con el mismo fin: esto es serio, ¡solo mira!

Al inicio del sendero pavimentado, donde comienza la caminata hacia el glaciar, los turistas pueden comprar agua, bocadillos y hojas de coca a los vendedores locales. Pueden descansar en áreas designadas, utilizar servicios de higiene y leer sobre el glaciar en placas cercanas, aunque, hay que reconocerlo, las instalaciones están bastante deterioradas. Justo después de que comienza el sendero, decenas de guías y caballos esperan a los visitantes que encuentran la caminata o la altitud demasiado extenuantes. Más allá de las capacidades de los caballos más adelante en el camino, los turistas pueden pagar a hombres fuertes y sanos para que los monten sobre sus espaldas hasta el mirador. Todas estas comodidades son desarrollos recientes, destinados a atender a un tipo de turista tremendamente diferente al de los atletas de décadas antes.

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Foto: Willian Justen de Vasconcellos.

Con la caída de los ingresos económicos debido a la disminución del turismo, el mantenimiento del sitio es un desafío. Algunas barandillas de seguridad se han derrumbado, los mapas fueron arrancados a medias de las señales de madera y la seguridad de los caminos de tierra es cuestionable. Solucionar estos problemas puede mejorar la experiencia de la ruta para los turistas quejosos y los expatriados desconectados, pero la inseguridad económica también es una parte importante del cambio climático. Quizás esa no sea la realidad del cambio climático que algunos visitantes quieren ver. Ciertamente no se la anuncia. En cambio, las agencias de turismo de todo Perú prometen a los participantes una rara maravilla del ecoturismo: un gigante helado en peligro de extinción, al que se estima que sólo le queda una década de vida. “¡Véalo mientras puedas!”, alientan los letreros. Pero cuando llegue la gente, ¿cómo será realmente la casi extinción? ¿Un pequeño trozo de hielo ahora anodino sobre un lago alto?

El proyecto Ruta de Cambio Climático logró reimaginar el glaciar Pastoruri como un espectáculo en el contexto del tiempo. El valor de su experiencia deriva precisamente de su estado temporal: entre la antigua grandeza, pero aún no desaparecida. Este nicho de mercado particular es diferente de los objetos relacionados con el cambio climático, como el agua embotellada de lujo del iceberg noruego, y en cambio, vende a los participantes una aventura significativa. El hecho mismo de que este mercado estallará y colapsará con la desaparición del glaciar es en parte lo que le da significado.

Fuente: Savage Minds/ Traducción: Camille Searle

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