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Vida y muerte de Tupac Shakur

Publicado el

por Jeffrey O. G. Ogbar

Tupac Shakur es uno de los músicos más icónicos e influyentes del siglo XX. Desde su muerte en 1996, el lugar de Tupac en el panteón de los íconos culturales se consolidó firmemente. Decenas de libros y documentales detallan su vida, carrera y trágica muerte, mientras los músicos continúan rindiendo homenaje a su influencia en sus canciones. Vendió más de 75 millones de álbumes en todo el mundo y, a principios de 2017, fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll.

Más allá del éxito comercial, la vida de Tupac podría pensarse como una metáfora de una generación de jóvenes afroamericanos. Una personificación del ascenso del hip-hop y las fuerzas desconcertantes que lo moldearon. Tupac nació en 1971, en los albores de la era posterior a los derechos civiles. Su vida abarcó la Guerra contra las Drogas, la rápida expansión del complejo industrial de prisiones, una repetición del poder negro, el reconocimiento generalizado del hip-hop y todas las trampas que conlleva.

Enemigos del estado

La madre de Tupac, Afeni Shakur, era miembro destacada de un capítulo del Partido Pantera Negra en Harlem. En 1969, Afeni fue arrestada junto con otras veinte personas en el infame caso Pantera 21. Como parte de un esfuerzo nacional para interrumpir las actividades políticas de Panteras Negras (solo un año antes, el director del FBI, J. Edgar Hoover, los había llamado “la mayor amenaza para la seguridad nacional”), el grupo fue acusado de conspirar para bombardear edificios en la ciudad de Nueva York. El grupo terminó siendo absuelto de los 156 cargos el 21 de mayo de 1971.

El hijo de Afeni, Tupac, nació un mes después, el 16 de junio.

Un día después del nacimiento de Tupac, el presidente Richard Nixon emitió una declaración escrita al Congreso sobre las drogas ilegales, llamándolas “enemigo público número uno”. Al día siguiente, realizó una conferencia de prensa durante la cual pidió más fondos federales para librar una “guerra contra las drogas”.

Ambos eventos, la represión sistémica de las actividades políticas de activistas negros y la incipiente guerra contra las drogas, tendrían un efecto profundo en la vida de Tupac, al igual que en la vida de otros millones de afroamericanos.

Solo di que no

Pocas fuerzas perturbaron tanto a la generación de Tupac como el tráfico de drogas ilícitas. Cuando nació, el consumo de heroína se concentraba en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York. Las tasas de criminalidad se dispararon, las sobredosis aumentaron y las comunidades negras, desproporcionadamente afectadas por la violencia, exigieron acción: detener las drogas ilegales, crear empleos e implementar una vigilancia policial responsable.

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En 1973, el estado de Nueva York aprobó las Leyes de Drogas Rockefeller, la legislación antidrogas más punitiva del país. La posesión de cuatro onzas de narcóticos ahora tenía una sentencia mínima obligatoria de quince años a cadena perpetua. Muchos en la comunidad negra inicialmente apoyaron las Leyes Rockefeller. Sin embargo, las demandas fundamentales de la comunidad negra (empleos, atención médica, reforma policial) no se cumplieron.

En el transcurso de la década, el desempleo en las comunidades negras de todo el país se disparó. Para 1983, había alcanzado el 21%, una tasa más alta que todos los años de la Gran Depresión excepto tres. Y a medida que la brutalidad policial y la corrupción continuaron plagando los vecindarios negros, se introdujo una nueva droga en las calles: el crack, a la que se volvió adicta la madre de Tupac.

El hip-hop se encuentra con la política

Aunque las tasas de consumo de drogas de blancos y negros fueron similares durante este período, las comunidades negras pobres terminaron siendo los campos de batalla, y los campos de exterminio, de la guerra contra las drogas. La tasa de homicidios de hombres negros entre las edades de 18 y 24 años se duplicó con creces entre 1983 y 1993, a un máximo de 196 por cada 100.000 personas (la tasa nacional de homicidios fue de 9 por cada 100.000) Mientras tanto, las tasas de encarcelamiento se dispararon. En 1970, los negros tenían 4,6 veces más probabilidades de ser arrestados que los blancos. En 1990 tenían 6,8 veces más probabilidades de ser detenidos.

La violencia y el conflicto en espiral fomentaron una nueva sensación de alarma política negra, y muchos se inclinaron hacia los mensajes nacionalistas negros. Los jóvenes negros comenzaron a ponerse medallones africanos y moda de inspiración africana, mientras empujaban el hip-hop hacia un ámbito de expresión musical políticamente subversivo.

Grupos de hip-hop y artistas como Public Enemy, Brand Nubian, Ice Cube y X-Clan comenzaron a promover un mensaje político de resistencia en su música, en mayor medida que cualquier género popular en ese momento. Los raperos atacaron el comercio de crack, la supremacía blanca y la brutalidad policial en decenas de canciones, desde “Night of the Living Baseheads” de Public Enemy hasta “I Wanna Kill Sam” de Ice Cube.

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Tupac se sumergió en este movimiento, adoptando y adornando la política del poder negro en sus letras. Si bien los músicos de R&B, soul y jazz guardaron silencio sobre los desafíos en las comunidades negras pobres, el primer LP de Tupac, 2Pacalypse Now (1991), enfrentó directamente problemas como el encarcelamiento masivo, la violencia, las drogas ilegales, la brutalidad policial y el racismo.

“Estoy cansado de estar atrapado en este círculo vicioso”, rapeó en “Trapped”; “si un policía más me acosa, podría volverme loco”.

Sus siguientes tres discos, como los de muchos de sus contemporáneos del hip-hop, equilibraron su tema entre canciones despreocupadas para fiestas (“I Get Around”) y llamados a la justicia social (“Souljah’s Revenge”), mientras rapeaba sobre la violencia contra raperos rivales (“Hit ’em Up”), y su amor por su madre, incluso a través de su lucha contra la adicción (“Dear Mama”).

Las trampas del éxito

A medida que su popularidad creció, Tupac luchó personal y profesionalmente por su atractivo para la corriente principal, el mainstream, mientras luchaba contra el encanto del consumo conspicuo, el exceso y el sexismo.

Conocía las fuerzas destructivas de la violencia y lo que los críticos llaman el complejo industrial carcelario, e hizo llamados a la justicia social en su éxito “Changes”, que criticaba a los traficantes de drogas y los terribles efectos del encarcelamiento masivo. En varias canciones, alertó a los oyentes sobre la historia de Latasha Harlins, la niña negra de quince años cuyo asesino fue puesto en libertad condicional por un sistema judicial de California que había dictado sentencias más severas a las personas que abusaban de los perros. Creó un plan para mitigar la violencia en las comunidades negras con un código de ética para narcotraficantes y treguas entre pandillas.

No obstante, Tupac se vio personalmente envuelto en casos criminales violentos. Hubo cargos de agresión en su contra en 1993 y nuevamente en 1994. Ese mismo año, le robaron y le dispararon cinco veces en la ciudad de Nueva York, el día antes de que fuera sentenciado por cargos de agresión sexual.

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Y así como el hip-hop comercial se retiró de las letras políticas de principios de la década de 1990, las letras de Tupac gravitaron hacia un estilo gangsta más alineado y aceptable para el público general y las estaciones de radio. Desde “Ambitionz az a Ridah” hasta “When We Ride”, las referencias a “plata sobre putas” y tiroteos entre pandillas se volvieron comunes. En 1995, Tupac firmó con Death Row Records, un sello conocido por su ambiente violento y su volátil fundador, Suge Knight.

Con el tiempo, adoptó las rivalidades, fanfarronadas y violencia de los gánsteres de Death Row. Luego, mientras estaba en Las Vegas, el 7 de septiembre de 1996, se unió a la golpiza de un pandillero rival acusado de agredir a un asociado de Death Row. Más tarde esa noche, Tupac recibió varios disparos y murió a causa de las heridas seis días después. Muchos investigadores creen que fue una represalia directa por la golpiza.

Puede que me caiga, pero me voy a levantar

Al final, la vida de Tupac no es solo una encarnación de las luchas, las contradicciones, la creatividad y la promesa de una generación. También sirve como un cuento con moraleja. El final abrupto de su vida fue consecuencia del encanto del éxito, al igual que la atracción de las calles. Su sensibilidad, inteligencia y creatividad se midieron frente a las fuerzas externas hostiles que lo habían antagonizado desde su nacimiento. Y si bien estas fuerzas lo inspiraron a rebelarse, también lo tentaron, invitándolo a atiborrarse de los excesos de la fama y la celebridad.

Tupac admitió que no era perfecto. En sus propias palabras: “Dios aún no ha terminado conmigo. [Hay] un camino para mí, y cometo errores, y podría caerme, pero me levantaré y seguiré intentándolo porque creo en él. Todavía me sale del alma, de mi corazón”.

Hoy el legado de Tupac sigue vivo, con el hip-hop desempeñando un papel más destacado en la academia, las artes y los movimientos políticos como Black Lives Matter.

Tomando el relevo de Tupac, artistas como Kendrick Lamar hablan a una nueva generación de jóvenes negros con letras esperanzadoras como “vamos a estar bien”.

Pero no sucederá con nada menos que la acción abierta y la participación con un propósito, con errores y todo.

Fuente: The Conversation/ Traducción: Tara Valencia

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