Un nuevo Papa

Publicado el

por Tara Valencia

Nombran a un nuevo Papa y, al instante, empieza la desconfianza. No importa el nombre, la nacionalidad ni la trayectoria. Hay algo raro. Nadie llega a ese puesto sin haberse manchado las manos. Nadie asciende tanto sin deber, sin callar, sin hacer pactos. No es cinismo, es experiencia. Es haber visto la misma escena con un actor diferente. Es haber leído el guion en los archivos de la historia. Las sotanas cambian, pero el teatro sigue siendo el mismo.

Nos dicen que es progresista. Que viaja en transporte público. Que no usa joyas. Que cocina solo. Que se junta con los pobres. Que habla varios idiomas. Que es misionero. Que viene de una familia migrante. Que ha dado la vuelta al mundo dos veces. Y cada gesto nos parece calculado. Porque si fuera humilde de verdad, no lo mostraría. Y si lo muestra, ¿qué busca? ¿Quién se beneficia? ¿Qué quiere limpiar?

Tal vez no hizo nada grave. Tal vez se olvidó de devolver un libro a la biblioteca de Dolton. Tal vez dijo alguna barbaridad sobre la homosexualidad o la familia, hace poco o hace tiempo, y alguien se la cobrará. Tal vez sobrevivió a la Curia sin traicionar por completo sus principios. Pero eso ya es motivo de sospecha. Sobrevivir ahí sin romperse, sin quebrarse, sin perder el alma, parece más milagroso que los que canonizan. Y no creemos en milagros. Ya no.

Lo escuchamos hablar. Su voz tranquila, su rostro sereno. Italiano, español. Dice lo que hay que decir. Justicia, paz, compasión, reforma. Repite palabras nobles como quien repite salmos. Y, sin embargo, algo no encaja. No es por lo que dice, sino por lo que no dice. O por cómo lo dice. O por quién le permite decirlo. Si puede decirlo, ¿es porque no representa una amenaza? ¿Porque ya lo han absorbido? ¿Porque lo necesitan?

Más en New York Diario:  Malas prácticas periodísticas sobre el cambio climático

Lo miramos con el descreimiento de quienes alguna vez creyeron. Y por eso molesta más. No porque esperemos que sea un santo, sino porque estamos cansados de farsas. Cansados de próceres improvisados. Cansados de redentores que terminan acomodados en el sillón del poder y bendicen lo mismo que antes denunciaban.

Y, sin embargo, algo resiste al cinismo absoluto. Una parte mínima, desgastada, pero viva, quiere que este Papa sea diferente. Que esta vez no todo sea un montaje. Que no repita los mismos guiones ajenos. Que no esté actuando. Que le tiemble la voz por sentir, no por estrategia. Que cuando diga “pobres”, piense en personas, no en cifras. Que cuando hable de perdón, lo haga sabiendo lo que cuesta perdonar. Que cuando hable de paz, actúe en consecuencia. Que cuando mencione a Dios, no se lo apropie.

No esperamos pureza. Nadie es puro. Pero sí un poco de coraje. Un poco de verdad. Que no le tema al conflicto. Que no pacte por comodidad. Que no repita la historia que ya conocemos de memoria.

Por eso lo miramos con desconfianza, pero no con indiferencia. Porque todavía importa. Todavía hay algo que podría cambiar. Algo ínfimo, pero posible. Algo moral o ético, que es para lo que tenemos religiones. O para lo que deberíamos tenerlas. Un modo de estar en el mundo sin cinismo total. Una grieta por donde se cuele la esperanza. Aunque no lo digamos. Aunque nos burlemos. Aunque finjamos no esperar nada.

Porque si no esperáramos nada, no miraríamos.

Y estamos mirando.

English.

Últimos artículos

La ciencia ficción nos entrenó para vivir este tiempo absurdo

por Dan Cappo Ya vimos este episodio, y todavía lo estamos viendo Ya sabemos cómo termina...

How Science Fiction Made Us Comfortable with the Unthinkable

by Dan Cappo We’ve seen this episode already, and we’re still watching. We know how this...

Los diversos muros de la vida cotidiana estadounidense

por Anand Pandian Era un precioso día de invierno en el sur de Arizona, con...

El olor de los libros viejos y otras mentiras que hemos amado

por Haley Bliss Empieza apenas se abre la puerta. Una breve vacilación, y luego el...

Cómo mantener silvestres los lugares silvestres

por Sarah Scoles La mayoría de la gente solía pensar que Crestone Needle, un pico...

15 consejos para comer bagels en Nueva York sin parecer idiota

por Mara Taylor El bagel en Nueva York no es comida; es topografía. Un paisaje...

15 Tips for Eating Bagels in New York Without Embarrassing Yourself

by Mara Taylor Bagels in New York City are not a food; they are a...

Bicicletas, primavera y Nueva York, ¿qué puede salir mal?

por Haley Bliss No hay nada más genial que andar en bicicleta en primavera. Nada....

A New Pope

by Tara Valencia A new pope is named, and we begin to distrust him almost...

El acecho contra la ciencia

por Sachi Kitajima Mulkey A lo largo de siete décadas y una docena de presidencias,...

Lo que pasa es la mirada

por Camille Searle Brooklyn nunca fue Nueva York. No del todo. Es un espejo sucio,...

What Happens Is the Gaze

by Camille Searle Brooklyn was never New York. Not really. It's a dirty mirror, a...

Escuela pública

por Kristin Cahill Hubo una época, en Estados Unidos, en la que en tiempos de...

Acerca de cómo Spotify silenció la música

por Haley Bliss La semana pasada, Spotify desapareció. Sólo por unas horas. Pero fue suficiente. La...

El Papa que lo intentó

por Tara Valencia No soy católica. No creo en la transubstanciación, ni en la infalibilidad...

Sigue leyendo

La ciencia ficción nos entrenó para vivir este tiempo absurdo

por Dan Cappo Ya vimos este episodio, y todavía lo estamos viendo Ya sabemos cómo termina...

How Science Fiction Made Us Comfortable with the Unthinkable

by Dan Cappo We’ve seen this episode already, and we’re still watching. We know how this...

Los diversos muros de la vida cotidiana estadounidense

por Anand Pandian Era un precioso día de invierno en el sur de Arizona, con...