por Katie Myers
Es temporada de luciérnagas en las Blue Ridge. Al caer el sol, comienzan a destellar y brillar a lo largo del agua, en los árboles y a través de los campos abiertos. Algunas especies parpadean al unísono, otras de forma intermitente. Uno de los espectáculos de luces más hermosos de la naturaleza encanta a observadores de todas las edades, especialmente en las Smoky Mountains, hogar de aproximadamente el 20 por ciento de las cerca de cien especies que se encuentran en Estados Unidos.
Sin embargo, muchos de los que durante años se han deleitado con esta característica esencial de un verano húmedo en la costa este, dicen que algo se siente diferente. Tanto observadores casuales como científicos están viendo menos luciérnagas, y los estudios muestran que la pérdida de hábitat, el aumento de las temperaturas, la contaminación lumínica y la sequía amenazan a estos queridos insectos. Algunas poblaciones ya están disminuyendo, incluyendo alrededor de 18 especies en Estados Unidos y Canadá.
“Hemos estado escuchando informes anecdóticos sobre la disminución de la población de luciérnagas durante años”, dijo Sarah Lower, bióloga de la Universidad de Bucknell. “Cada vez que salía a dar una charla científica en algún lugar, alguien levantaba la mano y decía: ‘Sabes, he estado en mi patio, y cuando era niño recuerdo que había luciérnagas por todas partes, ahora no las veo'”.
Lower y Darin J. McNeil, ecólogo de vida silvestre de la Universidad de Kentucky, examinaron los patrones de población de luciérnagas el verano pasado, utilizando datos de ciencia ciudadana recopilados en todo el país para establecer conexiones con las condiciones ambientales. Aunque sus observaciones no confirman específicamente una disminución, sugieren razones por las que podríamos estar viendo menos luciérnagas en algunos lugares.
El cambio climático ya está transformando el sureste de Estados Unidos con veranos más cálidos y secos, condiciones que podrían llevar a las luciérnagas más allá de sus límites. Sin embargo, en algunas regiones más húmedas, podrían encontrar un nuevo hábitat. McNeil dijo que estos patrones cambiantes ya están afectando a las poblaciones de luciérnagas.
“Son muy, muy sensibles a la temperatura y al clima y cosas así”, dijo McNeil. “En las áreas del sur donde esperamos que haga bastante calor, y quizás se salgan de la zona de confort de las luciérnagas, podríamos esperar que a las luciérnagas les vaya mal”.
Las luciérnagas son escarabajos carnívoros. No viven mucho y pasan dos años de sus cortas vidas en el suelo como larvas, cazando babosas y otras criaturas amantes de la humedad. “Interrumpan ese acceso al suelo”, dijo McNeil, “y las luciérnagas desaparecen muy rápidamente”.
Los insectos prosperan en áreas boscosas (y, curiosamente, en tierras de cultivo, a pesar de los herbicidas), y la pérdida de hábitat representa una amenaza. “Tenemos este efecto de fragmentación donde la gente está cortando el bosque en pequeños pedazos, y luego el bosque que queda no se maneja de ninguna manera”, dijo McNeil.
McNeil desearía que los investigadores estudiaran cómo el manejo forestal, incluyendo las quemas controladas, impacta a las luciérnagas. Mientras tanto, hay mucho que la gente común puede hacer para ayudarlas a prosperar.
En el oeste de Carolina del Norte, Brannen Basham y Jill Jacobs han construido sus vidas en torno a los paisajes nativos. Su pequeña empresa, Spriggly’s Beescaping, enseña a las personas sobre polinizadores, y cada vez más, sobre luciérnagas. La pareja tiene un conocimiento aparentemente interminable de datos curiosos sobre estos insectos.
“Un dato interesante y aleatorio es que estos animales nunca dejan de brillar”, dijo Jacobs. “Brillan incluso como pequeños huevos”. Y uno de los géneros más comunes en los patios delanteros, Photuris, usa su brillo para atraer a los machos cercanos, y luego se los come.
Se toman en serio la conservación de las luciérnagas, realizando talleres regulares para enseñar a la gente cómo hacer que sus patios sean más acogedores para las luciérnagas y los polinizadores, particularmente a medida que el cambio climático altera las estaciones de crecimiento.
“Las luciérnagas podrían alcanzar su forma adulta y encontrarse emergiendo en un mundo en el que sus plantas favoritas ya han florecido o aún no han florecido”, dijo Basham. “Al aumentar la diversidad de plantas nativas en tu espacio, puedes ayudar a asegurar que haya algo en flor en todo momento de la temporada de crecimiento”.
Basham y Jacobs tienen algunos otros consejos para ayudar a las luciérnagas a prosperar. No necesitas ser un científico para ayudar a protegerlas. De hecho, la mayor diferencia proviene de cómo cuidamos nuestros propios jardines. Aquí tienes algunas cosas que Basham y Jacobs recomiendan:
• Apaga las luces de tu porche. Las luciérnagas son increíblemente sensibles a la luz artificial y esta puede confundirlas.
• Abandona el césped manicurado y opta por plantas nativas. Además de ser más fáciles de cuidar, se adaptan al entorno local y conservan el agua.
• Deja algunas hojas cuando rastrilles en otoño. Son un excelente lugar para que las luciérnagas encuentren alimento, se mantengan frescas y pongan huevos.
• Planta arbustos, pastos densos y otras plantas grandes. Estas pueden dar refugio a las luciérnagas durante las tormentas y otras inclemencias del tiempo.
• Si ves luciérnagas, anota cuándo y dónde las viste y agrega tus observaciones a bases de datos de ciencia ciudadana como iNaturalist, Firefly Watch o Firefly Atlas para ayudar a los científicos a recopilar datos.
Incluso entre quienes estudian las luciérnagas, la emoción de verlas sigue siendo mágica. Lower ha realizado muchas excursiones a las montañas del sur de los Apalaches para encontrar los famosos y etéreos “fantasmas azules”. En lugar de parpadear, los insectos emiten un brillo continuo azul verdoso. “Caminas por el bosque completamente oscuro y al principio no puedes ver nada porque tus ojos se están acostumbrando a la oscuridad”, dijo Lower. “Pero eventualmente comienzas a ver todos estos tenues brillos”.
En otras noches, Lower ha visto tantas luciérnagas que sintió como si estuviera caminando entre las estrellas. Ha tenido la suerte de presenciar un fenómeno llamado “spotlighting”, en el que las luciérnagas se ciernen en un círculo de luz. Incluso ha usado feromonas como táctica para atraerlas de sus escondites en pleno invierno, sintiéndose eufórica mientras las criaturas se acercaban a ella: “Puedes imaginarme bailando, gritando y dando brincos en el bosque”.
Grist. Traducción: Maggie Tarlo