HomeCONTEXTOSALUDLa cultura cambia tan rápido que la evolución no puede alcanzarla

La cultura cambia tan rápido que la evolución no puede alcanzarla

Publicado el

por Jose Yong

Las investigaciones muestran que muchos de nuestros problemas contemporáneos, como la creciente prevalencia de problemas de salud mental, surgen de la rápida modernización y el avance tecnológico. Una teoría que puede ayudar a explicar por qué respondemos mal a las condiciones modernas, a pesar de las opciones, la seguridad y otros beneficios que aportan, es el desajuste evolutivo.

El desajuste ocurre cuando una adaptación evolucionada, ya sea física o psicológica, se desalinea con el entorno. Tomemos como ejemplo las polillas y algunas especies de moscas nocturnas. Debido a que tienen que navegar en la oscuridad, evolucionaron para usar la luna como dirección. Pero debido a la invención de la iluminación artificial, muchas polillas y moscas se sienten atraídas por las farolas y las luces interiores.

Lo mismo ocurre con los humanos. Un ejemplo clásico es nuestro gusto por lo dulce, que motivó a los humanos ancestrales a buscar alimentos ricos en calorías en entornos nutricionalmente escasos. Este gusto por lo dulce no se adapta al mundo moderno cuando las empresas producen en masa alimentos cargados de azúcares y grasas refinadas, secuestrando un rasgo que de otro modo sería útil. El resultado son caries, obesidad y diabetes.

El mundo moderno está repleto de cosas que hacen que nuestros instintos, que alguna vez fueron adaptativos, funcionen mal. Por ejemplo, los humanos evolucionaron para vivir en tribus nómadas basadas en parientes de aproximadamente cincuenta a ciento cincuenta personas muy unidas. Nuestra necesidad adaptativa de pertenecer funciona bien en tales entornos. Sin embargo, en las grandes ciudades pobladas por cientos de miles de extraños, la gente puede terminar sintiéndose sola y sin muchos amigos cercanos.

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La desigualdad social en las sociedades modernas también difiere del entorno más igualitario de cazadores-recolectores. Los seres humanos evolucionaron para preocuparse por el estatus social, lo que nos motiva a corregir las brechas de estatus entre nosotros y los demás. Pero cuando la disparidad social es demasiado intensa y los medios de comunicación destacan regularmente a personas como Elon Musk, cuyo patrimonio neto requeriría al estadounidense promedio varios millones de años de trabajo con el salario medio anual para alcanzarlo, nuestras preocupaciones sobre el estatus social pueden aumentar, conduciendo a la ansiedad por el estatus social.

Las redes sociales exacerban los problemas asociados con las comparaciones sociales. Como las personas suelen compartir lo mejor de sí mismas online, las redes sociales presentan una impresión sesgada de la realidad, lo que puede hacer que los espectadores se sientan peor consigo mismos. La cuantificación del valor a través de los me gusta y los seguidores también permite a las personas obsesionarse con mayor precisión sobre su posición en relación con los demás.

A partir de este desajuste evolutivo se pueden entender varias tendencias problemáticas. Por ejemplo, la competencia y la ansiedad por el estatus se han relacionado con las obsesiones con los logros educativos, la competencia por empleos prestigiosos y el materialismo. Existe una tendencia creciente a quedarse en quiebra para parecer rico, ya que las personas se endeudan para poder comprar cosas que crean la impresión de tener estatus.

Ilustración: Carolina Arriada para NYDiario.

También es más probable que las personas asuman riesgos cuando sienten que necesitan obtener una ventaja competitiva. Sumado al aumento del costo de vida, las personas pueden descubrir que sus empleos son inadecuados no sólo para mantenerse al día con las expectativas de la sociedad sino también para generar riqueza. Un informe de 2023 de la asociación mundial de profesionales de la inversión, el CFA Institute, indicó que muchas personas de la Generación Z están recurriendo a inversiones arriesgadas como las criptomonedas en un intento por salir adelante. El mundo moderno, intensamente competitivo, también puede llevar a las personas a someterse a cirugías cosméticas y regímenes de pérdida de peso peligrosos.

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A medida que las personas luchan por estar a la altura de las expectativas de la sociedad sobre adultos exitosos, parecen estar redefiniendo sus objetivos en la vida. Las encuestas entre la Generación Z y los Millennials han encontrado que los crecientes costos de vida están obligando a estos grupos de edad a reducir sus ambiciones profesionales y renunciar a la idea de ser propietario de una casa, formar una familia o incluso encontrar una pareja romántica. Una encuesta realizada en 2023 a 55.000 personas nacidas entre 1981 y 2012 encontró que los encuestados se están centrando más en cuidar más su salud física y mental.

Cuando la competencia se vuelve demasiado intensa, las personas pueden internalizar la presión y experimentar ansiedad o depresión. Los investigadores han relacionado la autolesión y la depresión con la sensación de que las personas ya no pueden hacer frente a las demandas de la sociedad moderna. Estas tendencias prevalecen especialmente en países con una fuerte cultura de la vergüenza, como Japón y Corea del Sur.

Los estudios han demostrado que algunas respuestas de externalización pueden incluir enojo ante la percepción de injusticia de una competencia que parece imposible de ganar, lo que resulta en cinismo, agresión y hostilidad. Una manifestación de esta ira se puede observar, por ejemplo, en los círculos “incel”, en los que los hombres a menudo sienten que no pueden encontrar una pareja romántica o sexual porque las probabilidades están injustamente en su contra.

Qué podemos hacer

La perspectiva del desajuste evolutivo no sugiere que volvamos completamente a una forma de vida ancestral, sino que encontremos formas de ajustar nuestro entorno de modo que se alinee mejor con nuestra naturaleza evolucionada. Por ejemplo, podemos pensar en formas de diseñar el entorno construido para reducir el hacinamiento o aumentar el acceso a la naturaleza. De hecho, la inmersión en la naturaleza, como los baños de bosque (centrándose en la participación sensorial para conectarse con la naturaleza) y la jardinería comunitaria, pueden reducir el estrés y mejorar el bienestar.

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También es probable que ayuden los cambios en el estilo de vida para reducir el consumismo y la exposición a las redes sociales y de masas, además de centrarse en un trabajo significativo en lugar del prestigio laboral. Algunas contratendencias como el minimalismo y la atención plena indican una creciente conciencia de que encontrar satisfacción en las pequeñas cosas puede permitirnos evitar los peligros de la modernidad.

Estas son sólo algunas ideas. Pero apreciar la base evolutiva de nuestros problemas y crear conciencia sobre la perspectiva del desajuste puede darnos una mejor oportunidad de abordarlos desde la raíz.

The Conversation/ Traducción: Camille Searle

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