Taylor Swift ha cultivado una marca global que podría parecer incompatible con la oscuridad, la abyección y la monstruosidad de la ficción gótica. Pero, debajo de las pulseras de la amistad y las lentejuelas, su gira mundial Eras Tour hace un uso extensivo de elementos góticos para atraer a su público y articular su política feminista.
Sus elaborados diseños de escenarios, por ejemplo, incorporan temas comunes al arte gótico y utilizan luces y sombras contrastantes y perspectivas exageradas para representar lo sublime y lo sobrenatural. Los trajes de Swift, por su parte, transforman imágenes de feminidad monstruosa (la lamia, la bruja, la loca) en símbolos de empoderamiento.
La potencia y el alcance global de las creaciones de Swift demuestran no solo la omnipresencia del género gótico, sino también su renovada relevancia cultural. Su uso del género incluso ha provocado acusaciones de derecha de que realiza magia negra.
La tradición gótica se hizo famosa gracias a novelistas como Ann Radcliffe y Mary Shelley. Escritas durante la revolución industrial, sus novelas populares utilizaron el deseo, lo sobrenatural y lo sublime para plantear preguntas sobre el género, el poder y la libertad personal. Al igual que estas escritoras, el valor de la obra de Swift a menudo se subestima debido a los prejuicios sobre el género sexual y discursivo, pero ella también hace referencia y desarrolla una rica tradición literaria.
Su último álbum, The Tortured Poets Department (2024), incluye varias incursiones en el gótico literario. Mientras que temas como “The Albatross” y “The Black Dog” reelaboran imágenes de Samuel Coleridge y el folclore británico, el video de “Fortnight” hace referencia a Frankenstein de Shelley.
En mayo, cuando Tortured Poets se incorporó a la gira, Swift designó esta nueva era como “Female Rage The Musical”. En el escenario, Swift interpreta “Fortnight” en un asilo literario, y en “Who’s Afraid of Little Old Me?” levita debajo de una pantalla gigante que representa una casa embrujada, que finalmente muestra su rostro con ojos brillantes y una palidez mórbida.
Una reputación monstruosa
Las experiencias personales de Swift con la misoginia la han llevado a explorar lo que la experta en cine Barbara Creed llama “abyección radical”. Este concepto reinterpreta “lo monstruoso femenino como una figura que abraza la abyección mientras cuestiona el patriarcado, el antropocentrismo, la misoginia y el significado de lo humano”.
En 2016, Swift fue ridiculizada repetidamente por Ye (el rapero antes conocido como Kanye West), quien publicó un video de él mismo en la cama con una doble de Swift desnuda. Muchos usuarios de las redes sociales la acusaron de ser una “falsa” y una “serpiente”.
El álbum Reputation (2017) fue su respuesta, afirmando su poder como artista que se deleita en la feminidad monstruosa. Hablaba de la creciente conciencia de Swift de su posición como mujer en una cultura patriarcal. En “I Did Something Bad”, canta: “Están quemando a todas las brujas/ Incluso si no eres una”.
El video del primer sencillo de Reputation, “Look What You Made Me Do”, la muestra como una zombi y una reina serpiente. “Ready For It” presenta una batalla cibergótica entre la Swift aparentemente real y su doble artificial, antes de revelar que ambas son, de hecho, androides.
Estos videos respaldan aún más la investigación sobre la exploración del yo por parte de Swift en su música. A través de estas canciones y sus videos, demuestra que nuestras identidades son multifacéticas y construidas. Pero también sigue valorando la autenticidad y la comunidad.
“Somos mosaicos de nuestro peor yo y nuestro mejor yo”, argumenta Swift en las notas del álbum de Reputation. El yo auténtico, sugiere, existe “en algún lugar entre nuestra foto de perfil bien iluminada y la foto de nuestro carnet de conducir”.
La identidad de género y el poder del gótico de Swift
La medievalista Holly Crocker establece una conexión entre el sesgo de género representado en el poema alegórico de William Langland “Piers Plowman” (c. 1380) y las canciones de Swift. Esto sugiere otro paralelismo entre su obra y la de novelistas góticos clásicos como Radcliffe. Escribiendo en el período romántico, Radcliffe utilizó los elementos de la Europa medieval para explorar la subjetividad femenina en una época en la que las convulsiones políticas, económicas e intelectuales estaban redefiniendo lo que significaba ser humano.
En conjunto, el uso que Swift hace del gótico para explorar el género y la subjetividad tiene una ventaja que no tenían sus precursores literarios: el poder de su música para realzar las emociones y el sentido de identidad a través de la participación del público. Eras crea un sentimiento de comunidad y aceptación casi sin precedentes, que permite a los fans explorar diferentes facetas de sí mismos mientras cantan y bailan juntos.
Hace poco realicé un viaje de investigación no oficial para ver Eras en Edimburgo. Independientemente de la edad, el género o el tipo de cuerpo, muchos asistentes al concierto aparecieron con atuendos góticos, desde el mono con estampado de serpiente de Reputation hasta las capuchas de bruja de Willow y el follaje gótico de Folklore.
El momento cumbre para mí –y para mi acompañante de trece años– fue una interpretación acústica de la canción “The Bolter” de Tortured Poets, inspirada en la vida poco convencional de la aristócrata inglesa Idina Sackville (1893-1955).
Combinando la crítica con la biografía feminista, el gótico de Swift es más que simplemente el último desarrollo en una de nuestras tradiciones literarias más preciadas. También ha coincidido con un aumento exponencial de la popularidad, el éxito comercial y el poder cultural de Swift.
Con un alcance global sin precedentes, el gótico de Swift aborda audiencias con preguntas profundas sobre la identidad y la cultura. Al hablarnos con omnipresencia y poder, las obras de Swift son tan profundas, significativas y fundamentales como Los misterios de Udolfo de Radcliffe, Frankenstein de Shelley y Drácula de Bram Stoker.
Conversation. Traducción: Sarah Díaz-Segan