por Mara Taylor
La música no es sólo una forma de arte, sino un reflejo de los valores sociales, las historias y las estructuras de las personas que la crean. La música es un lenguaje universal que trasciende fronteras, culturas y tiempo. Es una parte intrínseca de la vida humana, que refleja las complejidades de las sociedades y la profundidad de las experiencias individuales y colectivas. Los estudios antropológicos de la música ahondan en cómo funciona la música dentro de las sociedades, ya sea como una forma de comunicación, un medio de narración o un método de cohesión social. La publicación de trabajos en este campo permite una comprensión más profunda de los roles que desempeña la música en los rituales, las ceremonias y la vida cotidiana. Arroja luz sobre cómo la música influye y es influenciada por factores como los roles de género, las condiciones económicas y los climas políticos.
En Pasajes Sonoros: Escritos sobre música, volumen I (AZ Editora, 2024), el antropólogo Marcelo Pisarro ofrece más que un simple libro sobre música: ofrece una profunda meditación sobre el sonido como portal a la memoria, la identidad y la experiencia humana. El trabajo de Pisarro trasciende la crítica musical o el análisis cultural típicos; invita a los lectores a considerar las texturas del sonido que dan forma a nuestras historias personales y colectivas. En un mundo cada vez más dominado por lo visual, reafirma la importancia vital de escuchar profundamente.
En esencia, el libro nos pide que repensemos cómo nos relacionamos con el mundo a través del sonido. Va más allá del mero placer auditivo de la música, explorando cómo los escenarios sonoros que habitamos, desde el ruido de la ciudad hasta las melodías folclóricas tradicionales, nos anclan al lugar y al tiempo. Lo que hace que el enfoque de Pisarro sea tan convincente es su insistencia en el papel del sonido en la memoria. Mientras navega por varios espacios sonoros (estaciones de radio de la infancia, artistas callejeros, ruido digital), enfatiza que el sonido es a menudo el hilo que nos une a nuestro pasado. Al mismo tiempo, el libro no es nostálgico. Pisarro reconoce la naturaleza evolutiva del sonido, especialmente en una era de tecnologías digitales. Explora cómo los paisajes sonoros se están adaptando a la era del streaming, donde la accesibilidad de la música ha transformado la forma en que la escuchamos, la categorizamos y la valoramos.
En un mundo que privilegia la visión, dominado por pantallas e imágenes, el enfoque de Pisarro en el sonido parece casi revolucionario. Pasajes sonoros invita a los lectores a silenciar el ruido de su bombardeo visual diario y escuchar en cambio las señales sutiles de su entorno. Esta invitación es particularmente poderosa en una sociedad donde lo visual no solo es dominante, sino abrumador. A través de su escritura, Pisarro parece decir: Baja el ritmo. Cierra los ojos. Escucha el mundo.
Diálogo interdisciplinario
La música es un fenómeno universal, pero varía mucho de una cultura a otra. Al explorar estas diferencias, el libro nos permite obtener una comprensión más profunda de la diversidad humana. Revela cómo la música sirve como medio de comunicación, una forma de construir cohesión social o un método de expresión de identidades individuales y colectivas. Los antropólogos que estudian la música pueden descubrir cómo las diferentes sociedades conceptualizan el sonido, el ritmo, la melodía y la interpretación, lo que proporciona una perspectiva de los valores, creencias y visiones del mundo que dan forma a la vida humana en todo el mundo.
El libro arroja luz sobre las implicaciones antropológicas del sonido. Demuestra cómo el sonido forma parte de la identidad cultural. Ya sea que esté hablando de la Quinta Sinfonía de Shostakovich, el tango de Buenos Aires, los Ramones, la escena musical de vanguardia de Berlín o “Welcome to New York” de Taylor Swift, Bob Dylan, Joe Strummer, “The Party” de Regina Spektor o los ritmos eclécticos de las tradiciones folclóricas nacionales, prueba que la música es una forma de contar historias, una que narra la historia, las luchas y las aspiraciones de las personas. El sonido se convierte en un documento vivo.
Lo que resulta particularmente resonante en el libro es su profundo compromiso con la política de la escucha. Pisarro destaca la disparidad entre las voces y los sonidos que se oyen y los que se silencian. Es tanto un viaje musical como un manifiesto cultural. Nos insta a escuchar con más intención, a comprender cómo el sonido moldea nuestro sentido de pertenencia y a reconocer las formas en que se entrelaza con la identidad y la memoria. Es un llamado a recuperar la práctica de la escucha profunda en una era que tan a menudo ignora el poder del sonido. Mientras navegamos en un mundo lleno de ruido, las reflexiones de Pisarro nos recuerdan la belleza del acto de escuchar y cómo, a través del sonido, nos conectamos más profundamente con nosotros mismos y con los demás: “Escuchar es una manera de estar en el mundo”, escribe.
El libro es una obra honesta que se sitúa en la encrucijada de la antropología y la música. Ofrece no solo un estudio del sonido, sino una rica exploración de cómo la música moldea y es moldeada por las realidades culturales y sociales que habita. La investigación meticulosa desentierra las profundas formas en que los espacios sonoros reflejan la existencia humana, desde los ritmos íntimos de la vida cotidiana hasta las sinfonías expansivas de la memoria colectiva.
Lo que lo hace especialmente digno de elogio es la capacidad de Pisarro para tejer los tecnicismos de la composición musical con los matices interpretativos de la investigación antropológica. Su exploración del sonido es a la vez intelectual y visceral, iluminando cómo las experiencias auditivas de diferentes sociedades encapsulan sus historias, luchas e identidades. La prosa es lírica, pero rigurosa, y guía al lector a través de un viaje inmersivo donde el sonido se convierte en un vehículo para la comprensión cultural.
Pasajes sonoros: Escritos sobre música, vol. I no es solo un homenaje al mundo sonoro, es un recordatorio de cómo la música, en su forma más fiel, resuena dentro de todos nosotros, moldeando nuestras identidades, recuerdos y conciencia colectiva. Al leerlo, recordamos el poder del sonido no solo para entretener, sino para transformar.