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Cómo enseñar en la escuela sobre el 11 de septiembre

Publicado el

por Amaarah DeCuir

Casi al comienzo de cada año escolar, muchas escuelas de Estados Unidos se enfrentan a la difícil tarea de enseñar sobre el 11 de septiembre, el ataque extranjero más mortífero jamás perpetrado en suelo estadounidense.

En entrevistas que realicé recientemente en el área metropolitana de Washington D.C., uno de los tres lugares donde se estrellaron aviones secuestrados el 11 de septiembre de 2001, descubrí que los estudiantes musulmanes suelen ser objeto de burlas y de culpa por los ataques del 11 de septiembre.

“Incluso si están bromeando, dicen ‘terrorista’ y cosas así”, me dijo un estudiante. “Eso solía afectarme mucho”.

Otro estudiante me dijo: “El 11 de septiembre, todos los años, es muy incómodo. Los administradores decían: ‘En este fatídico día, ocurrió esto’, entonces surgían los chistes musulmanes, como: ‘No nos hagan estallar’. Cuando era más joven me molestaba, pero ahora simplemente me he vuelto insensible a eso”.

“Hay tanta tensión, incluso por ser de este color y luego ser musulmán, punto”, me dijo otro estudiante. “Es realmente extraño, como si lo sintieras, no lo están diciendo: ‘No entiendes esta pregunta porque eres musulmán’, que es lo más extraño, pero definitivamente es la tensión que estos maestros emiten a veces”.

Estos estudiantes se encuentran entre los 55 estudiantes musulmanes, de entre 12 y 21 años, a quienes entrevisté en el área metropolitana de Washington, D.C., de 2019 a 2021 sobre sus experiencias en la escuela durante las lecciones en el aula sobre el 11 de septiembre. Su experiencia es parte de un patrón más amplio de estudiantes musulmanes que son objeto de acoso y hostigamiento en las escuelas de Estados Unidos.

Aumento del acoso

Una encuesta de 2020 encontró que el 51% de las familias musulmanas estadounidenses informaron que sus hijos experimentaron acoso por motivos religiosos (insultos o agresiones físicas) en la escuela. Eso es casi el doble de la tasa reportada por los padres entre el público en general, encontró la misma encuesta. Tal vez lo más inquietante sea que el 30% de esos incidentes involucraron a un maestro o funcionario de la escuela, las mismas personas a las que los estudiantes deberían poder recurrir en busca de apoyo.

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Cuando los estudiantes musulmanes experimentan este tipo de desafíos en la escuela, se asocia con niveles más altos de angustia psicológica. Los estudiantes pueden aprender mejor cuando los educadores fomentan un sentido de seguridad emocional y pertenencia.

Los observadores podrían concluir que no es gran cosa cuando los estudiantes simplemente someten a sus compañeros musulmanes a bromas, que las burlas son todas de buen humor y una parte normal de la escuela secundaria.

Mi investigación, que está en curso y no se ha publicado, sugiere que este tipo de actitud arrogante puede encontrarse entre los maestros y administradores. Algunos estudiantes en mi investigación notaron que sus maestros desestimaban sus preocupaciones o buscaban excusas para quienes se burlaban de los estudiantes musulmanes sobre el 11 de septiembre, sugiriendo que el otro estudiante “no lo decía en serio” o “fue malinterpretado”.

Pero llamar a los estudiantes musulmanes “terroristas” o decirles “no nos hagan estallar” repite estereotipos profundamente arraigados que vilipendian a los musulmanes como propensos a la violencia extremista y que deberían considerarse racismo antimusulmán, creo.

Oposición desde arriba

Además de que se desestimen sus preocupaciones sobre el acoso, los estudiantes musulmanes a veces deben lidiar con administradores escolares que bloquean sus esfuerzos por formar grupos de identidad. Por ejemplo, un estudio de 2018 descubrió que en una escuela secundaria donde el director suspendió las reuniones de una Asociación de Estudiantes Musulmanes, los estudiantes musulmanes sentían que su escuela estaba “caracterizada por la exclusión y la vigilancia racializada”. Los estudiantes musulmanes también informan que su compromiso con los valores democráticos a menudo se pone en tela de juicio.

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A pesar de la animosidad que enfrentan los estudiantes musulmanes, los académicos que se especializan en temas de estudiantes musulmanes, como Suhad Tabahi y Layla Khayr, sostienen que las escuelas pueden hacer más para combatir el racismo antimusulmán.

Gran parte de ese trabajo se puede hacer en el aula, y las celebraciones y lecciones escolares sobre el 11 de septiembre representan una oportunidad excelente.

Como formadora de docentes que trabaja en parte en el desarrollo de recursos didácticos que respondan a las necesidades culturales del 11 de septiembre, ofrezco tres estrategias que los educadores pueden utilizar para repensar cómo abordan los ataques del 11 de septiembre y sus consecuencias.

1. Enseñar historias culturalmente diversas

Si bien es común que la gente recuerde cómo los “extremistas islámicos” llevaron a cabo los ataques del 11 de septiembre, también es cierto que los inmigrantes musulmanes, como Mohammed Salman Hamdani, perdieron la vida como socorristas. Esas historias pueden ayudar a contrarrestar los sentimientos negativos que surgen de las narrativas que culpan a los musulmanes y que a veces acompañan las lecciones sobre el 11 de septiembre.

2. Examinar los efectos sociales y políticos del 11 de septiembre

Enseñen a los estudiantes cómo las políticas de inmigración se vincularon con la seguridad nacional. Preséntenles cómo el 11 de septiembre dio lugar a la Ley Patriota, que autorizó el uso amplio de la vigilancia federal para contrarrestar el extremismo violento, condujo a la formación del Departamento de Seguridad Nacional e influyó en la llamada “prohibición musulmana”.

Analicen cómo el 11 de septiembre dio lugar a listas de personas a las que se prohíbe volar y afectó desproporcionadamente a la vigilancia de los musulmanes estadounidenses. Relaten cómo las guerras en Afganistán e Irak se vincularon con el 11 de septiembre.

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Muestren a los estudiantes cómo los musulmanes, y las personas a las que asumen como musulmanes, temen por su seguridad personal debido a la reacción negativa que siguió al 11 de septiembre.

Esto puede ayudar a los estudiantes a comprender mejor los acontecimientos contemporáneos, como por qué los refugiados afganos están llegando a Estados Unidos o por qué la seguridad en los aeropuertos aumenta alrededor del 11 de septiembre cada año.

3. Mantener seguros a los estudiantes

Mientras Estados Unidos se prepara para posibles amenazas terroristas en el aniversario del 11 de septiembre, los educadores tienen la responsabilidad de mantener un entorno de aprendizaje seguro. Los maestros deben prestar atención a las conversaciones entre los estudiantes para asegurarse de que no estén repitiendo palabras y acciones dañinas dirigidas a los musulmanes.

Respondan a los estudiantes que expresen temor por su seguridad personal. Los educadores deben consultar las políticas antibullying de su estado para ponerse al día sobre cómo manejar el acoso.

Pero al ofrecer una perspectiva más amplia del 11 de septiembre y sus consecuencias, los educadores pueden crear una experiencia de aprendizaje más segura para los estudiantes mientras reflexionan sobre el 11 de septiembre y cómo cambió para siempre la vida de los estadounidenses.

Conversation. Traducción: Tara Valencia

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