por Barry Markovsky
¿Te parecería extraño si me negara a viajar los domingos que caen el día 22 del mes? ¿Qué tal si presiono a la asociación de propietarios de mi condominio de gran altura para que se salte el piso 22 y vaya del piso 21 al piso 23?
Es muy inusual temer al 22, así que sí, sería apropiado que me vieras como un poco extraño. Pero ¿qué pasaría si, sólo en mi país, más de 40 millones de personas compartieran la misma aversión infundada?
Así es como muchos estadounidenses admiten que les molestaría quedarse en un piso en particular de los hoteles de gran altura: el 13. Según Otis Elevator Co., por cada edificio con un piso número “13”, otros seis edificios fingen no tener uno, saltando directamente al 14.
Muchos occidentales modifican sus comportamientos el viernes 13. Por supuesto, a veces suceden cosas malas en esa fecha, pero no hay evidencia de que sucedan de manera desproporcionada.
Como sociólogo especializado en psicología social y procesos grupales, no me interesan tanto los miedos y las obsesiones individuales. Lo que me fascina es cuando millones de personas comparten el mismo concepto erróneo hasta el punto de que afecta el comportamiento a gran escala. Así es el poder del 13.
Orígenes de la superstición
La fuente de la mala reputación de 13, la triscaidecafobia, es turbia y especulativa. La explicación histórica puede ser tan simple como su yuxtaposición casual con los 12 de la suerte. Joe Nickell investiga afirmaciones paranormales para el Comité de Investigación Escéptica, una organización sin fines de lucro que examina científicamente afirmaciones controvertidas y extraordinarias. Señala que el 12 a menudo representa “lo completo”: el número de meses del año, los dioses del Olimpo, los signos del zodíaco y los apóstoles de Jesús. Trece contrasta con este sentido de bondad y perfección.
El número 13 puede estar asociado con algunos invitados famosos pero indeseables a la cena. En la mitología nórdica, el dios Loki fue el decimotercer lugar en llegar a una fiesta en Valhalla, donde engañó a otro asistente para que matara al dios Baldur. En el cristianismo, Judas, el apóstol que traicionó a Jesús, fue el decimotercer invitado a la Última Cena.
Pero la verdad es que los procesos socioculturales pueden asociar la mala suerte con cualquier número. Cuando las condiciones son favorables, un rumor o una superstición genera su propia realidad social, creciendo como una bola de nieve, como una leyenda urbana, a medida que desciende por la colina del tiempo.
En Japón, el 9 trae mala suerte, probablemente porque suena similar a la palabra japonesa que significa “sufrimiento”. En Italia, es 17. En China, 4 suena a “muerte” y se evita más activamente en la vida cotidiana que el 13 en la cultura occidental, incluida la disposición a pagar tarifas más altas para evitarlo en los números de teléfono celular. Y aunque el 666 se considera afortunado en China, muchos cristianos de todo el mundo lo asocian con una bestia malvada descrita en el Libro bíblico del Apocalipsis. Incluso hay una palabra para un miedo intenso al 666: hexakosioihexekontahexafobia.
Explicaciones sociales y psicológicas
Hay muchos tipos de fobias específicas y las personas las padecen por diversas razones psicológicas. Pueden surgir de experiencias negativas directas, por ejemplo, el miedo a las abejas después de haber sido picado por una. Otros factores de riesgo para desarrollar una fobia incluyen ser muy joven, tener familiares con fobias, tener una personalidad más sensible y estar expuesto a otras personas con fobias.
Parte de la reputación del 13 puede estar relacionada con un sentimiento de desconocimiento, o “sensación de anomalía”, como se le llama en la literatura psicológica. En la vida cotidiana, el 13 es menos común que el 12. No existe el decimotercer mes, ni una regla de 13 pulgadas ni las 13 en punto. Por sí sola, una sensación de desconocimiento no causa fobia, pero la investigación psicológica muestra que favorecemos lo que nos resulta familiar y desaprobamos lo que no lo es. Esto hace que sea más fácil asociar al 13 con atributos negativos.
La gente también puede asignar atributos oscuros al 13 por la misma razón por la que muchos creen en los “efectos de luna llena”. Las creencias de que la luna llena influye en la salud mental, los índices de criminalidad, los accidentes y otras calamidades humanas han sido completamente desacreditadas. Aun así, cuando las personas buscan confirmar sus creencias, tienden a inferir conexiones entre factores no relacionados. Por ejemplo, tener un accidente automovilístico durante la luna llena o un viernes 13 hace que el evento parezca aún más memorable y significativo. Una vez arraigadas, esas creencias son muy difíciles de deshacer.
Luego están los potentes efectos de las influencias sociales. Se necesita una aldea (o Twitter) para hacer que los temores se unan en torno a un número inofensivo en particular. El surgimiento de cualquier superstición en un grupo social (miedo a l 13, caminar debajo de escaleras, no pisar una grieta, tocar madera, etc.) no es diferente al surgimiento de un “meme”. Aunque ahora el término se refiere con mayor frecuencia a imágenes ampliamente compartidas en línea, fue introducido por primera vez por el biólogo Richard Dawkins para ayudar a describir cómo una idea, innovación, moda u otro tipo de información puede difundirse entre una población. Un meme, en su definición, es similar a un fragmento de código genético: se reproduce a sí mismo a medida que se comunica entre las personas, con el potencial de mutar en versiones alternativas de sí mismo.
El meme 13 es una simple información asociada con la mala suerte. Resuena en la gente por las razones expuestas anteriormente y luego se propaga por toda la cultura. Una vez adquirido, este pseudoconocimiento les da a los creyentes una sensación de control sobre los males asociados con él.
Falsas creencias, verdaderas consecuencias
Los grupos preocupados por las relaciones públicas parecen sentir la necesidad de doblegarse ante las supersticiones populares. Quizás debido a la casi trágica misión Apolo 13, la NASA dejó de numerar secuencialmente las misiones del transbordador espacial y denominó STS-41-G al vuelo número 13 del transbordador. En Bélgica, las quejas de los pasajeros supersticiosos llevaron a Bruselas Airlines a renovar su logotipo en 2006. Era una imagen parecida a una “b” formada por 13 puntos. La aerolínea añadió un punto 14. Como muchas otras aerolíneas, la numeración de filas de sus aviones se salta la fila 13.
Como las creencias supersticiosas son intrínsecamente falsas, es probable que causen tanto daño como beneficio (pensemos en los fraudes sanitarios, por ejemplo). Me gustaría creer que las organizaciones influyentes ―tal vez, incluso, las empresas de ascensores― harían mejor en advertir al público sobre los peligros de aferrarse a creencias falsas que seguir legitimándolas.
Fuente: The Conversation/ Traducción: Maggie Tarlo